¿Cuándo vuelan las hormigas aladas?
Día tras día, los centenares de corpulentas nuevas reinas y diminutos zánganos se han abierto camino en dirección a la salida del hormiguero, pero cada vez algo ha detenido su avance. A veces se ha tratado de un nutrido grupo de obreras arrastraban el cadáver de un escarabajo, y otras veces las propias obreras les han cerrado el paso. Pero llega por fin el día en que, mientras el sol estival brilla sobre la campiña, todo es diferente.
Al igual que los enjambres de abejas o las avispas masticadoras de papel al llegar el otoño, las hormigas cesan en sus tareas cotidianas. Obreras y soldados van de un lado a otro, agitan las antenas y se empujan entre sí. A veces, un corpulento soldado agarra a una diminuta obrera y la pasea por un buen rato. En medio de esta multitud, reinas y zánganos agitan sus alas aún sin estrenar.
Una tras otra, las hormigas aladas trepan a las ramitas y a los tallos de hierba.
Extienden sus nuevas alas durante breves segundos, y seguidamente levantan el vuelo, remontándose hasta que sólo aparecen como puntitos luminosos bajo la luz del sol.
Las obreras sin alas que las han seguido hasta los tallos de hierbas, regresan a su hormiguero.
Les esperan innumerables pájaros, excitadísimos. Moscones y libélulas vuelan sin cesar en todos sentidos. Las arañas encuentran en sus telas docenas de víctimas. Toda la campiña está rebosante de actividad, pues centenares de nidos han enviado en seguida sus pequeños exploradores, y los pájaros y otras criaturas se disponen a darse un banquete.
Una corpulenta reina ha pasado volando sobre los árboles que marcan el lindero del campo, y allí ha conocido con un zángano cuyo tamaño es sólo la tercera parte del suyo. Los dos se unen en pleno aire, y después, al igual que el zángano de las abejas, el macho cae moribundo al suelo.
La nueva reina planea hasta llegar al suelo y después hace una cosa asombrosa. Dobla las patas hasta colocarlas sobre sus alas resplandecientes, y retuerce alas hasta arrancarla.
Una tras otra, las alas caen al suelo.
La hormiga reina adquiere un extraño aspecto, como si tuviese una joroba. Sus robustos músculos no tienen ya unas alas que mover, pero pronto deberán realizar otra tarea.
Sin perder momento, busca un lugar donde ocultarse. Suele meterse debajo de una piedra y allí excava la tierra hasta construir una pequeña cámara que cierra herméticamente. Allí, sela en la oscuridad, iniciaría la creación de su nueva familia.
En este subterráneo es donde los grandes músculos de sus alas vuelven a prestar servicio a la reina. Empieza reducir y sirven de nutrición al cuerpo, y a medida que la reina absorbe su materia vital, pone hasta una docena de huevos. Al cabo de uno o dos días, pone unos cuatros más y, finalnelmente, se encuentran con un pequeño motón de huevos.
¿Qué comen las nuevas larvas?
Sin embargo, la comida esta al alcance de ellas. Por extraño que ello pueda parecer, la reina toma un huevo y alimenta con él una larva recién nacida ; después hace lo mismo con otra, y así sucesivamente. Las diminutas larvas, hambrientas a causa de tal limitada dieta, apenas logran sobrevivir.
Su madre les da su propia saliva, pero son tan pequeñas sus crías que todo parece indicar que no tardaran en perecer.
¿Qué son los “mínimos”?
Finalmente, las larvas forman unos exiguos capullos, pero algunas de ellas mueren de inanición antes de salir de ellos. Por último, un mes o dos después de haber puesto la madre el primer huevo, hace su aparición una obrera, a la que seguirían 3 o 4 más. Se les llama “ mínimos”a causa de su tamaño diminuto, pero representan la única esperanza en lo que se refiere a la constitución de una nueva colonia.
Su madre ha perdido ya casi todas sus fuerzas, pero ellas logran perforar las paredes de la cámara y salir al exterior, donde encontraran el alimento que tanto necesitan y lo llevaran a la cámara donde espera su madre.
¿Qué clase de nidos construyen las hormigas?
Cuando ésta recupera las fuerzas, pone más huevos. Las larvas son ciudadanas pero las diminutas obreras siguen creciendo y reuniendo fuerzas. Cuando se convierten a su vez en obreras, su tamaño será doble que el de sus hermanas mayores, y vivan seis meses o más, un período mucho mas largo que el de la existencia de los “mínimos”. Estas obreras se ocupan, a su vez, de las nuevas larvas cada vez mayores y más robustas, y se llega a establecer una sola para la cría de las larvas. Las hormigas carpinteras excaban galerías en la madera. Las hormigas campestres construyen sus viviendas bajo tierra, y las hormigas de los bosques erigen grandes hormigueros con ramitas y hierbas. Cada clase de hormiga tiene su tipo de vivienda particular.
Los hormigueros son algunos mas que simples montículos de despojos reunidos por las hormigas. Su interior está surcado por numerosos túneles y pasillos. Cuando les da el sol, las “nodrizas” sacan a las larvas para que se beneficien de su color, pero si este es excesivo las trasladan a lugares más sobrados. Si hace mucho frío, la sitúan más cerca de la superficie.
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